Era el cumpleaños de alguien en aquel momento especial en tu vida y no podías ir a comprar un regalo, pero me dijiste que habías leído un cuento que te había dado una idea.
Este era el cuento:
"Hace ya un tiempo, un hombre castigó a su pequeña hija de 3 años por desperdiciar un rollo de papel de envoltura dorado.
El dinero era escaso en esos días por lo que explotó en furia, cuando vio a la niña tratando de envolver una caja para ponerla debajo del árbol de Navidad.
Más sin embargo, la niña le llevó el regalo a su padre la mañana siguiente y dijo:
-Esto es para ti, Papi.
El se sintió avergonzado de su reacción de furia, pero, volvió a explotar cuando vio que la caja estaba vacía. Le volvió a gritar diciendo:
-¿Que no sabes que cuando das un regalo a alguien se supone que debe haber algo dentro?
La pequeñita volteó hacia arriba con lágrimas en los ojos y dijo:
¡No está vacía, yo soplé besos dentro de la caja. Todos para ti, Papi!
El padre se sintió morir; puso sus brazos alrededor de su hija y le suplicó que lo perdonara.
Se ha dicho que el hombre guardó esa caja dorada cerca de su cama por años y siempre que se sentía derrumbado, tomaba de la caja un beso imaginario y recordaba el amor que su hija había puesto ahí."
Se ha dicho que el hombre guardó esa caja dorada cerca de su cama por años y siempre que se sentía derrumbado, tomaba de la caja un beso imaginario y recordaba el amor que su hija había puesto ahí."
Me pediste que si te podía traer una caja, que ibas a regalarle tu especial caja de los besos.
Te la llevé y adaptaste la historia a la tuya...
Llenaste la caja de papelitos de besos y al abrir cada uno de ellos había una frase típica de vuestro día a día, sencillas, como: cuéntame. ¿Qué tal ha ido el día?.
Se la diste a tu chico y le dijiste:
"Cuando llegues a casa, te sientas solo y ya no esté, ábrela, coje un papel y cuéntame que yo te escucharé".
Sabíamos que nos ibas a decir adiós y yo también quería tener mi caja de los besos...
Dijiste que yo tendría la mía, pero no tuviste tiempo...
Hoy, seis años sin tus besos...
Mi niña... Seguro que desde el cielo te los manda cada día.
ResponderEliminarEs un post precioso y emotivo que me ha tocado el corazón.
Seguro que estará orgullosa de tenerte como amiga siempre.
Un abrazo inmenso y mi cariño más sincero.
Gracias Meri.... las cosas que salen del corazón, dicen que llegan al corazón.... y aunque me gustaría tener esa cajita, yo sé que mi hermana, como bien dices, me los mana a cada momento...
EliminarBesinos
Qué bonita entrada! Me ha emocionado mucho.
ResponderEliminarLa cajita la llevas en tu corazón y en el pensamiento, es enorme y está repleta de esos besos.
Muchos besitos!
Gracias Elena!!. Besinos!!!
EliminarTe mando toda la fuerza del mundo Sofi, estoy a tu lado, seguro que Marta te manda cada instante miles de besos que se convierten en tu fuerza para seguir adelante, ella está contigo para siempre.
ResponderEliminarUn abrazo enorme, enorme...
Gracias por estar ahí y compartir tanto conmigo Ana!!!
EliminarEs una historia preciosa. Ella estará siempre a tu lado. No lo dudes. Lo estuvo, lo está y lo estará. Aunque en dimensiones diferentes, no os habéis separado ni un instante.
ResponderEliminarUn beso, guapa.
Por cierto, si es niña, ¿se llamará Marta por casualidad?
ResponderEliminarGracias Estefanía por tus palabras!!!!
ResponderEliminarRespecto a lo del nombre, me cuesta mucho verbalizarlo, pero la probabilidad es muyyyyyy altaaaa de que sea así!!!!!
Un besín!!!
Una entrada preciosa. Cuanto sentimiento transmite, aunque ya hayan pasado unos años. Cuando alguien querido nos falta, siempre nos acompaña en el corazón.
ResponderEliminarun beso
Gracias Sami... Ya han pasado unos años, pero parece que el tiempo se ha parado...
EliminarGracias de corazón a todos los que habeís dejado una entrada en este post. Es una parte muy íntima de mi vida que siento la necesidad de compartir.
ResponderEliminarVuestras palabras reconfortan.... mucho....
¡Besinos!