domingo, 17 de febrero de 2013

Sin tus besos

Recuerdo que era enero y estabas en el hospital...
Era el cumpleaños de alguien en aquel momento especial en tu vida y no podías ir a comprar un regalo, pero me dijiste que habías leído un cuento que te había dado una idea.

Este era el cuento:
"Hace ya un tiempo, un hombre castigó a su pequeña hija de 3 años por desperdiciar un rollo de papel de envoltura dorado.
El dinero era escaso en esos días por lo que explotó en furia, cuando vio a la niña tratando de envolver una caja para ponerla debajo del árbol de Navidad.
Más sin embargo, la niña le llevó el regalo a su padre la mañana siguiente y dijo: 
-Esto es para ti, Papi.
El se sintió avergonzado de su reacción de furia, pero, volvió a explotar cuando vio que la caja estaba vacía. Le volvió a gritar diciendo: 
-¿Que no sabes que cuando das un regalo a alguien se supone que debe haber algo dentro?
La pequeñita volteó hacia arriba con lágrimas en los ojos y dijo: 
¡No está vacía, yo soplé besos dentro de la caja. Todos para ti, Papi!
El padre se sintió morir; puso sus brazos alrededor de su hija y le suplicó que lo perdonara.
Se ha dicho que el hombre guardó esa caja dorada cerca de su cama por años y siempre que se sentía derrumbado, tomaba de la caja un beso imaginario y recordaba el amor que su hija había puesto ahí."

Me pediste que si te podía traer una caja, que ibas a regalarle tu especial caja de los besos. 
Te la llevé y adaptaste la historia a la tuya... 
Llenaste la caja de papelitos de besos y al abrir cada uno de ellos había una frase típica de vuestro día a día, sencillas, como: cuéntame. ¿Qué tal ha ido el día?.
Se la diste a tu chico y le dijiste:
"Cuando llegues a casa, te sientas solo y ya no esté, ábrela, coje un papel y cuéntame que yo te escucharé".

Sabíamos que nos ibas a decir adiós y yo también quería tener mi caja de los besos...
Dijiste que yo tendría la mía, pero no tuviste tiempo...

Hoy, seis años sin tus besos...