sábado, 18 de febrero de 2012

¿A quién protege la ley del menor?

Cuando alguien comienza un proceso adoptivo, los profesionales vinculados a éste, insisten en concienciar a las familias que, pese a la ansiedad de la mayoría de ellas de lograr el sueño de ser padres, lo que prima en la adopción no es ésto- Lo que prima es "el interés del menor".
Te quedas un poco frío. La sensación de que no se quiere el interés del menor, le hace a uno sentirse un poco "monstruo". Pero empiezas a valorar friamente los datos que te están intentado transmitir, y la visión empieza a cambiar.
Si, realmente queremos ser padres, y ser padre se "supone" que conlleva lo mejor para un hijo, pero en la adopción ¡todo es tan diferente!. Como dejé reflejado en el post "Pérdidas" es complicado el triángulo que se forma en los procesos adoptivos. Y al margen de los sentimientos, entran ya los aspectos legales.
Lo legal siempre es dificil de empastar con lo sentimental, y esto ya lo digo desde mi perspectiva como profesional y no como adoptante.
Como no quiero ser subjetiva, transcribo un artículo publicado en "El Comercio.es" donde refleja la realidad del "interés del menor" con la ley en la mano, en mi propia Comunidad Autónoma que es la de Asturias.

... Y dejo en el aire la pregunta: ¿a quién protege la ley del menor?.
La otra pregunta subjetiva me la como para mí, pero seguro que sabeis cuál es los que estais o habeis estado en mi situación: familias adoptantes.

"María y Juan (nombres ficticios) han vuelto con mamá. Y eso que Juan no la conoce, porque cuando él nació, en 2009, los médicos detectaron que el pequeño sufría síndrome de abstinencia. El Principado retiró de inmediato la tutela a la madre, politoxicómana, a la vez que descubría que Juan tenía una hermana, de un año de edad, que vivía rodeada de basura y en precario estado de salud. De inmediato, ambos fueron ingresados en el dispositivo que para menores de 3 años, cuya tutela asume, tiene el Principado: el Centro Materno-Infantil de Oviedo. Un lugar formado por cinco módulos, con capacidad para cinco bebés cada uno, y cuatro apartamentos, dotados con cinco plazas, donde residen los que ya han cumplido los 15 meses.
Un dispositivo que la madre de María y Juan nunca visitó. Pese a que María «tenía mucha dependencia de su mamá» y que Juan era un recién nacido con problemas de salud, rápidamente superados. El primer contacto con ambos llegó dos años después del ingreso, en la primavera de 2011, justo cuando desde la Consejería de Bienestar le comunicaron que se podía llevar a sus dos hijos a casa. A la misma -no consta que mejor- de la que salieron dos años antes.
María y Juan son dos de los 17 bebés que el Principado ha decidido este año que vuelvan bajo la tutela de sus familias biológicas. El número duplica al de 2010, cuando ese retorno a un hogar complicado sólo se llevó a cabo en 8 ocasiones. Por contra, las adopciones han bajado un 50%. A lo abultado de la cifra registrada hasta noviembre se suma que la mayoría de los expedientes se tramitaron en primavera, en un momento de traspaso de poderes en el Gobierno regional. Y, a lo abultado de la cifra se suma, también, que la mayoría se hicieron cuando sobre la mesa había informes contrarios del Materno.
Así figura en los expedientes a los que ha tenido acceso EL COMERCIO. A los profesionales que trabajaron con los bebés que se esconden bajo los seudónimos de María y Juan no les pareció apropiado que ambos volvieran a un hogar en el que no había garantías de buena calidad para ambos. Esa opinión fue reflejada en más ocasiones, ya que quienes tratan con los menores tutelados en el Materno han venido constatando que lo que motivó la retirada de la tutela -problemas con las drogas, desatención, falta de capacidad- no se solucionó antes de devolver a los niños.
Así, tampoco han estado de acuerdo en que una madre adolescente, supuestamente prostituida por su familia, y de la que ya constaba un aborto a los 12 años, vuelva a quedarse sola con su bebé. Sobre todo porque durante su embarazo, en 2010, un tercer hombre le contagió el sida. Su hijo nació con anticuerpos, por lo que le fue retirada la custodia. Ella está ahora en un centro de acogida. Pronto lo estarán ambos.
Los testimonios que ha recabado este periódico incluyen otras experiencias similares, como la de Rosa (nombre ficticio), nacida en 2008 de una pareja con discapacidad intelectual severa y sin apoyo familiar. Ese escenario no ha variado, pero esta primavera el equipo de Bienestar vio capacidad donde antes no pareció encontrarla. Pesaron más los informes de los servicios municipales, que han buscado una vivienda social al matrimonio, que los del Materno.
Una ley cuestionada
Ese poco peso de los informes del Materno también se notó en el caso de dos hermanos, nacida ella en 2008 y él en 2006. De hecho él ya había sido un bebé tutelado y devuelto a una familia conocida ya por un trato negligente a sus hijos. Regresó al Materno cuando nació su hermana. Ahora, ambos han vuelto al mismo entorno.
Los críticos con estas decisiones centran el debate en la Ley del Menor, que prioriza a las familias biológicas. Éstas tienen hasta dos años de plazo para reivindicar la tutela de sus hijos. El problema está en que la norma, creada para proteger a los menores, parece amparar más a las familias, que con una sola visita antes de que acabe el plazo legal pueden echar a andar de nuevo la maquinaria burocrática. La que mantendrá a su hijo en manos de la Administración, acceso al acogimiento o la adopción.
Para los consultados por este periódico, la mayoría de los expedientes «acelerados» en primavera volverán a reabrirse, «ya que se trata de problemas sin resolver». Para algunos de los menores que abandonaron el Materno, el centro volverá a ser «de nuevo, su casa».

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